CARAMANTA

CARAMANTA

En un principio las tierras de Caramanta se conocían con el nombre de Sepulturas, por la cantidad de guacas y vestigios indígenas que se encontraron en la zona.

En general, hoy día se considera a don Gabriel Echeverri como uno de los fundadores, quien en el año de 1842 decretó la erección de la Nueva Caramanta según volveremos a recordar más adelante. Estas tierras fueron un corredor para comunicar al departamento con sus vecinos del Departamento de Caldas y con el sur del país, y aún se conserva allí la arquitectura típica del suroeste antioqueño.

La fundación oficial del municipio fue llevada a cabo por don Gabriel Echeverri y don Juan Santamaría el 2 de mayo de 1825. Un grupo mayor de ciudadanos paisas residentes de Medellín solicitó al entonces gobernador don Francisco Urdaneta la venta de esas tierras a otras gentes. Además de don Gabriel Echeverri y don Juan Santamaría, entre otros compradores figuraron Alejo Santamaría, Juan Uribe Mondragón, Isidoro Barrientos, José María Campuzano, Félix Mejía, Carlos Escobar, Evaristo Pinillos, José Antonio Mejía Sierra, Juan Pablo Sañudo, Luis de Latorre y Braulio Mejía.

Estos compradores consiguieron en 1835 la titulación a sus nombres de 160.496 fanegadas a razón de un peso moneda colombiana de ese entonces por fanegada. Fueron pagadas con bonos de la guerra de Independencia y estos dueños comenzaron inmediatamente a colonizar sus posesiones.

Inicialmente, la nueva población quedó administrativamente bajo el distrito parroquial de Fredonia. No mucho después, el caserío había aumentado su población, y el fundador Gabriel Echeverri era gobernador de Antioquia. Los caramanteños solicitaron al gobernador la elevación del pueblo a la categoría de distrito, lo que don Gabriel concedió el 8 de febrero de 1842. A resultas de estos hechos se considera entonces esa fecha como la correspondiente a la fundación oficial de Caramanta, y a sus fundadores Gabriel Echeverri y Juan Santamaría.

Actualmente, Caramanta continúa siendo un hermoso pueblo en el que pareciera que el tiempo se hubiera detenido. Su arquitectura, perfectamente conservada, nos habla de los años de la colonización antioqueña.Hace algún tiempo, la vía que conectaba a Antioquia con el Eje Cafetero pasaba por él pero quizá por fortuna el municipio se libró de este tráfico.

Espectaculares son sus cascadas y la belleza de sus caminos. Es el pueblo de la ruana, de la tierra fría del viejo arriero para visitar y recordar en el Suroeste.